21.12.07

Otra confusión de género

En otra ocasión, hace ya muchos años —y es que el síndrome de mi abuela nada tiene que ver con la edad—se topó con un personaje anónimo a quien también cambió el sexo, aunque esta vez no resultó tener tan buen humor la persona en cuestión.

Mi abuela tiene un apartamento en Puigcerdà, un pueblecito en La Cerdanya que está muy cerca de Francia. A mi abuela le encantaba acercarse a la frontera y pasear por las tiendas francesas y comprar “le fromage” y otros souvenirs difíciles de encontrar entonces en Barcelona.

Decidida entró en una tienda donde había una mujer tras el mostrador a la que muy educadamente saludó —Orbuá, Mesié—. La señora puso cara de pocos amigos y poco más que la echa de su tendal. Mi abuela no entendía nada.

¿Qué queréis que os diga? Mi opinión es que la dependienta debería haber saludado en primer lugar a su nueva cliente. ¿Quién sabe? Quizás en su afán de hablar español también se habría equivocado y hubiese saludado muy amablemente —Adiós, señor—.