A mi abuela le encanta jugar a Bridge. Es una de sus grandes aficiones, a la que dedica la mayoría de sus tardes. No le falta pereza para arreglarse y caminar unas cuantas manzanas o coger el autobús y pasarse de 3 a 4 horas jugando a este juego de naipes con sus amigas.
En una ocasión mi abuela se encontró con un reconocido periodista catalán. Ni corta ni perezosa, con una sonrisa de oreja a oreja se acercó a su mesa.
—Perdone, ¿Es usted María José Pujal?— A lo que el Sr. Josep María Pujal contestó con gran sentido del humor. —Bueno, no exactamente.
En una ocasión mi abuela se encontró con un reconocido periodista catalán. Ni corta ni perezosa, con una sonrisa de oreja a oreja se acercó a su mesa.
—Perdone, ¿Es usted María José Pujal?— A lo que el Sr. Josep María Pujal contestó con gran sentido del humor. —Bueno, no exactamente.