
Ya en la puerta del restaurante mi abuela y yo encabezábamos la fila para el segundo turno cuando una señorita muy simpática se acercó a nosotros a preguntarnos:
—How many children at the table?—
A lo que mi abuela respondió, indignadísima. —Deutschland no! SPANISH!—
Después, se giró hacia mi tío y muy enfadada le comentó —¡No sé por qué piensa que somos alemanes!—